Colegio Hijas de Cristo Rey O Carballo- Oleiros |
XVII
-¡Buenas noches! -dijo el principito. -¡Buenas noches! -dijo la serpiente. -¿Sobre qué planeta he caído? -preguntó el principito. -Sobre la Tierra, en África -respondió la serpiente. -¡Ah! ¿Y no hay nadie sobre la Tierra? -Esto es el desierto. En los desiertos no hay nadie. La Tierra es muy grande -dijo la serpiente. El principito se sentó en una piedra y elevó los ojos al cielo. -Yo me pregunto -dijo- si las estrellas están encendidas para que cada cual pueda un día encontrar la suya. Mira mi planeta; está precisamente encima de nosotros... Pero... ¡qué lejos está! -Es muy bella -dijo la serpiente-. ¿Y qué vienes tú a hacer aquí? -Tengo problemas con una flor -dijo el principito. -¡Ah! Y se callaron. -¿Dónde están los hombres? -prosiguió por fin el principito. Se está un poco solo en el desierto... -También se está solo donde los hombres -afirmó la serpiente. El principito la miró largo rato y le dijo: -Eres un bicho raro, delgado como un dedo... -Pero soy más poderoso que el dedo de un rey -le interrumpió la serpiente. El principito sonrió: |
-No me pareces muy poderoso... ni siquiera tienes patas... ni tan siquiera puedes viajar...
-Puedo llevarte más lejos que un navío -dijo la serpiente.
Se enroscó alrededor del tobillo del principito como un brazalete de oro.
-Al que yo toco, le hago volver a la tierra de donde salió. Pero tú eres puro y vienes de una estrella...
El principito no respondió.
-Me das lástima, tan débil sobre esta tierra de granito. Si algún día echas mucho de menos tu planeta, puedo ayudarte. Puedo...
-¡Oh! -dijo el principito-. Te he comprendido. Pero ¿por qué hablas con enigmas?
-Yo los resuelvo todos -dijo la serpiente.
Y se callaron.