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Ocurrió que Barba Azul no tenía herederos, de
modo que su esposa pasó a ser dueña de todos
sus bienes. Empleó una parte en casar a su
hermana Ana con un gentil joven que la amaba
desde hacía mucho tiempo; otra parte en comprar
cargos de capitán a sus dos hermanos; y el resto a
casarse ella misma con un hombre muy correcto
que la hizo olvidar los malos ratos pasados con
Barba Azul.
FIN