—¿Qué haces, Cocó? —le gritaron sus amigas.
—Quiero comprobar una cosa —respondió ella
desde
LEJOS
.
Entre tanto, varios metros por encima de ellos, a
Dunya la consumía la
impaciencia
:
—¡¡¡Grrr!!! ¡¿Se puede saber qué hacen los muy
tontos?! ¿Por qué no buscan un acceso para
al-
canzar
el tesoro? ¡Casi han llegado!
Toprat intentó hacerla entrar en
razón:
—Hay un precipicio. ¿Qué
quieres que hagan?
—Estoy segura de que hay
un acceso —insistió Dunya,
testaruda
—. Sólo tienen
que utilizar sus cerebros de
hormiga
…
Mientras, Colette regresó
triunfante
junto a
Chispa y sus amigas.
I
NSTRUCCIONES
DE USO