Chispa y las chicas del Club de Tea se acercaron
a aquella
maravilla
en silencio, de puntillas,
como si
temieran
violar un lugar sagrado.
¡Eran los primeros en
entrar
allí desde ha-
cía miles de años!
Todo estaba intacto, tal como el faraón lo había
dejado: las estatuas de piedra pintada con cabe-
zas de animales y ojos de cristal parecían mirar-
los con
severidad
.
Allí donde posaban la vista, las chicas y el
pro-
fesor
descubrían delicados objetos de arte de un
valor incalculable. Era una auténtica maravilla
del pasado, ¡y se había conservado a la perfec-
ción durante milenios!
Aún no se habían recuperado de su asombro,
cuando…
… el sonido lejano de unos pasos apresurados los
sobresaltó.
E
L
T
ESORO
DEL
S
OL