La llegada
de la policía salvó a
las chicas del Club de Tea y al profe-
sor Chispa justo cuando parecía
que ya no había
esperanza
.
Y quien movilizó a la policía fue
nada menos que la pequeña Ma-
ría, que estaba en la otra
pun-
ta
del planeta.
Paulina y María suelen mantener largas conversa-
ciones por
Internet
todas las noches. Cuando
vio que su hermana no se ponía en contacto con
ella, María se
y me llamó a mí, Tea Stilton.
Yo hablé con un
amigo
mío, un periodista de El
Cairo, y él avisó a la policía de Luxor.
—
¡BRAVO, MARÍA!
—ex-
clamó Paulina, muy orgullosa de
su hermanita.
—
¡HIP
HIP
HIP
HURRA!
—corearon Nicky, Violet, Pame-
la y Colette.
¡
N
ECESITO
REFUERZOS!