Página 32 - En busca del escarabajo azul

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En realidad, a Colette nunca se le habría ocurrido
levantar la pata (¡no quería ni pensar en cómo se
le iba a estropear el pelo con el sol del
desier-
to
!), pero Pam fue muy rápida: la cogió por la
muñeca y le
levantó
el brazo.
El profesor Chispa
SONRIÓ
, complacido. Las
chicas del Club de Tea aún no lo sabían, pero
aquello solamente era el primer paso hacia una
a
v
e
n
t
u
r
a
… ¡superratónica!
E
l escarabajo
Azul