La arqueóloga se sobresaltó al ver cinco
silue-
tas
tapadas con mantas. Y las chicas del Club de
Tea se enteraron de que aquélla era la tienda de
Chispa
.
—Estoy muy preocupada por Bart —explicó
Dunya cuando ya estaban lejos de miradas y oí-
dos indiscretos—. Y he pensado que quizá en su
tienda encontraría alguna pista…
—¿Y has
ENCONTRADO
algo?—inquirió Paulina.
—Por desgracia, nada —respondió Dunya,
ne-
gando
con la cabeza.
Colette se
apresuró
a mostrarle el cuaderno
de Chispa:
—¡Nosotras hemos encontrado esto!
Los
OJOS
de Dunya se iluminaron y la chica alar-
gó rápidamente la mano para coger el cuaderno:
—¡Oh, sus
apuntes
!
Pero Colette lo apretó contra el pecho y dijo:
—¡El profe me lo confió a mí!
—Ah…comprendo—farfullóDunya, decepcionada.
U
NA NOCHE...
¡ESCALOFRIANTE!