—¡Tenéis que
AGUANTAR
un poco más! Estoy
buscando un sitio más apropiado para pasar la
noche…
—Si te equivocas de camino, podemos quedar
atrapadas —la advirtió Pam, que no comprendía
cómo Dunya podía circular con tanta seguridad
por una zona tan
peligrosa
y desierta.
Pero la arqueóloga ni siquiera la escuchaba. Tras
media hora más de
baches
, frenazos y más ba-
ches, las paredes del cañón se abrieron y el terre-
no se allanó.
—¡Una hoguera! —gritó Paulina, señalando algo
a lo lejos—. Allí delante, ¿la
VEIS
?
—Y hay más
… ¡parece un campamento!
—exclamó Nicky.
Dunya no hizo comentarios, pero tocó varias
veces el
claxon
.
Unas
sombras
avanzaron hacia ellas.
PEREPEREPEEE
PEREPEREPEEE
¡
E
N MARCHA!
¡
E
N MARCHA!