ceos, y los cultivos de frutas y verduras, ilumi-
nados con lámparas solares especiales.
Observé:
—¡Realmente, a bordo de este submarino hay
de todo!
Él me puso una pata en el hombro:
—Sí, de
todo
, salvo lo más impor-
tante: ¡la
de un amigo!
Pero ahora es distinto, ahora
está usted, Stilton, amigo
mío. Este nombre es músi-
ca para mis oídos, sólo me
fío de usted: ¡es el único
auténtico
gentilratón
que
he conocido!
Nos ofreció una degustación
de quesos y explicó:
—En las fuentes del río Ama-
zonas, oculto entre la vegeta-
s
o
n
r
i
s
a
E
L
P
ROFESOR
V
OLTIO
L
A
IMPORTANCIA DE
LLAMARSE
S
TILTON