Página 120 - libro carla

Versión de HTML Básico

120
pero solo estuvo un rato con la delantera porque estaba punto de llegar a la meta cuando
de pronto se torció un pie y se cayó y como vio que se acercaba a toda velocidad Cohete
trato de hacer su mayor esfuerzo par llegar antes a la meta pero su esfuerzo fue en vano
aunque no perdió porque estiro su cuello al mismo tiempo que llegó Cohete a la meta,
por lo tato fue un legal empate.
El genio “Molveid” que así se llamaba e genio que apostó por Cohete se enfadó mucho
pero mas se enfadaría si no se tropezaba Veloz porque si es así iba a perder pero
empató.
El hada Crasy que así la conocian todos no se enfado porque dijo que tena suerte al no
haber perdido aunque encontró mala suerte el que su caballo se haya tropezado.
Después de esta apuesta Molveid y Crasy no se podían ni ver porque ambos querían
haber ganado.
Después de un tiempo de estar como el perro y el gato decidieron darse una segunda
oportunidad a sus caballos por supuesto, y apostaron por los mismos caballos pues
seguían confiando en ellos.
Esta vez ganó uno si y ganó Veloz pero no quedó conforme Molveid así es que pidió
una tercera oportunidad y esta si era la definitiva y apostaron mucho más dinero que las
veces anteriores.
Para que ninguno quede con quejas ya no hicieron sus carreras con caballos sino que
con burros para saber cual es el ganador, al empezar la carrera ninguno quiso salir así es
que sus dueños colocaron una zanahoria en la frente para que la trataran de pillar y así
corrieran velozmente hasta la meta, y funciono pero se empezaron a patear entre ellos y
ninguno terminó la carrera.
Como vieron que así no funcionaria cambiaron de animales para hacer su carrera ahora
se fueron a hacer sus apuestas a las carreras de cebras y ahí empataron de nuevo,
después pasaron por la carrera de gallos, de toros, perros, de autos, pero en ninguna de
ellas se vio un resultado claro así es que decidieron no hacer más apuestas sino que
ahora iban jugar póquer a lo mejor tenían más suerte que las otras veces.
Pero era inútil cada vez que hacían apuestas entre ellos nada quedaba claro al final
quedo claro si que no debían hacer apuestas entre ellos y así ninguno quedaría con
quejas.
Desde ese día que no han hecho apuestas entre ellos y son felices así.
FIN
LA LEYENDA
Esta era una vez en una isla, en donde vivía el bárbaro, quien era un
fauno y único integrante de esa isla.
Un día mientras el joven fauno estaba relajado en su hamaca apareció
un barco pirata, pero sus navegantes eran unos niños chilenos hijos de
Joan Smidd un conocido campesino que vivía en la siguiente isla.
Los niños que no conocían al fauno estaban maravillados porque no
sabían qué clase de animal era.