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EL MANZANO Y EL NARANJO
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Había una humilde casita sin nadie que
la cuide una vez pasó por ahí un señor
que llevaba semillas de naranjos y de
manzanos entonces el señor cayó las
semillas sin darse cuenta las semillas
eran de naranjos y de manzanos pero
esas semillas necesitaban abono entonces
el hijo del señor andaba jugando por ahí y encontró las semillas
así es que el niñito fue a su casa en busca de abono, después
de media hora el niño regresó a donde estaban las semillas hizo
un hoyo y sembró una semilla le puso abono y lo tapó ..
después hizo otro hoyo y también le echó abono y nuevamente
lo tapó y pasó el tiempo y las semillas crecieron hasta que las
plantas se convirtieron en grandes árboles cuando llegó la
primavera los arbolitos se llenaron de hojas y flores hermosas
en el verano el niñito fue a la casa y vio los hermosos árboles, la
casita al sentir al niño que hablaba con su hermana de los
árboles abrió sus ojos y vio los hermosos árboles tengo
compañía grito la casita feliz los árboles llenos de frutos
sonrieron alegres nosotros también tenemos una casita que es
muy linda ¡alegría a todos¡ que felicidad respondió la casita
somos muy felices...