Página 11 - T

Versión de HTML Básico

La carga de Clementina aumentaba
poco a apoco.
Un día se añadió un florero de
Murano: “¿No decías que te gustaba
Venecia? Tuyo es.
Átalo bien para que no se te caiga,
¡eres tan descuidada!
Otro día llegó una colección
de pipas austriacas
dentro de una vitrina.