Página 19 - T

Versión de HTML Básico

Se enfadó muchísimo, no entendió nada y, años
más tarde, seguía contándoles a sus amigos:
“Realmente era una ingrata la tal Clementina.
No le faltaba nada. ¡Veinticinco pisos tenía su
casa, y todos llenos de tesoros!”.