La oscuridad impedía ver lo que había tras la
abertura del otro lado del precipicio.
—¡Oh, no! Justo ahora, las pilas de las
se están agotando, chicas —anunció
Pamela, atemorizada.
—No os
preocupéis
—intervino Chispa—. He
traído
antorchas
. En las expediciones bajo tie-
rra, es importante no quedarse sin luz.
Encendieron las antorchas, se reunieron con Nicky
en el borde del precipicio e iluminaron hacia aba-
jo. Un reflejo dorado los deslumbró a todos.
—
¡El Tesoro del Sol!
—exclamaron los seis a
coro.
Durante unos minutos, permanecieron boquia-
biertos, como
HECHIZADOS
. ¡Por fin lo ha-
bían encontrado! Estaba en el fondo, casi podían
verlo, pero… ¡llegar hasta allí era imposible!
—No podemos ir, chicas —se lamentó Chispa,
con la voz rota de
emoción
. Debemos volver a
la superficie y construir un puente.
UN DESCUBRIMIENTO
SENSACIONAL