Chispa, horrorizado, gritó más fuerte que ellos:
Pero solamente se
calmaron
al tener entre las
manos una cantidad exorbitante de joyas y pie-
dras preciosas.
—Tenemos que sacarlo todo de aquí —ordenó
Dunya, entusiasmada con el botín—. Pero debe-
mos ser muy metódicos y hacerlo con cuidado. Si
rompéis
algo, ¡os vais a enterar!
—¿Y el barco de oro? —preguntó Toprat—. No
podemos sacarlo entero…
Dunya reflexionó unos instantes, luego se
en-
cogió
de hombros, despreocupada:
—Es una lástima, pero… tendremos que partirlo.
—
¡NI HABLAR!
—se impuso Chispa y se lan-
zó hacia el tesoro para protegerlo—. No permiti-
ré que cometas semejante
DELITO
.
—¡BASTAAA!
¡FUERA ESAS PATAS!
¡SON OBJETOS MUY DELICADOS!
¡
F
UERA
ESAS PATAS!