Efectivamente, una
LIGERA
corriente de aire se
filtraba entre las piedras de la pared.
Nicky respiró hondo, intentando calmarse. Cuan-
do ya estaba más
tranquila
, reflexionó:
—Si pasa el aire, tal vez esas piedras se muevan.
Las chicas rascaron con los dedos y lograron arran-
car algunas piedrecillas. La corriente de aire se
hizo más
FUERTE
.
—¡Debe de haber un pasadizo! —exclamó Pam.
Chispa se unió a ellas, y los seis se vaciaron los
bolsillos en busca de objetos útiles para cavar.
Encontraron dos bolígrafos, un
lapiz
y un
clip meta´ lico
.
Colette contribuyó con una lima de
uñas, una pinza y varias
horquillas
.
¡
F
UERA
ESAS PATAS!