Página 100 - Stilton 48 - El templo del rubí de fuego

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L
A
VERDADERA
GUARDIANA DEL
R
UBÍ
Al pasar junto al Rubí, Mandrillau le dio un
golpe con el machete.
—Si no puedo tenerlo yo… entonces ¡no será
para nadie! —dijo con una sonrisa pérfida.
—¡Ay de mí, el Rubí se ha perdido para siem-
pre! ¿Qué dirá mi pueblo? —sollozó Uistití.
Voltio trataba de consolarla, pero me pareció que,
entre tantas lágrimas (¿verdaderas o falsas?) Uis-
tití…reía disimuladamente.
P
OR QUÉ???
Trampita encerró a los tres en el almacén de
herramientas. Entonces, Uistití nos guiñó un
ojo con gesto
p“caro
.
—¡Tengo una sorpresa para vosotros!
Rodeó el templo y apartó las hojas de un pla-