¡N
O
TENGO
LAS
OREJAS
TAPADAS
…!
Cortó al vuelo un
de
mozzarella
del
bocadillo de un roedor que pasaba por allí.
Era un roedor enorme, con unos músculos que
daban miedo, y leí horrorizado lo que ponía en
la parte trasera de su camiseta:
«E
QUIPO
N
ACIONAL
DE
R
UGBY
DE
R
ATONIA
»
.
Se volvió hecho una furia y me agarró de una
oreja:
—¡Eh, tú, maleducado!
Yo traté de protestar.
no he sido yo, le aseguro que…
Empezó a perseguirme, gritando:
—¡Si te pillo, te haré un nudo en la cola, te ma-
chacaré las orejas, te arrancaré los bigotes…!
Logré despistarlo y me refugié en los servicios
hasta la hora de la partida.
p
e
D
A
z
o
—
¡Ayyyyy,
el viaje empezaba
de maravilla!