—Huele este
perfume
, primito. ¿Qué?
¿Es o no es
emmental
? Por-
que, digo yo, a cualquier cosa se la
llama emmental… pero cuando se
trata de calidad, hay que ser exigen-
tes, ¡digo yo!
Con una
navajita
de
plata
, que llevaba col-
gada del cuello, cortó un pedacito de emmen-
tal y me lo
bajo el morro.
Abrí la boca para probarlo, pero él se lo zampó
a la velocidad del rayo de un solo bocado.
Yo me quedé con un palmo de morro.
Él me guiñó un
OJO
.
siempre picas, Geronimo!
Entonces me enseñó la navajita de plata:
—Acabo de terminar un curso de catador de
quesos. Siempre la llevo colgada del cuello, nun-
ca se sabe, para catas ambulantes, como ésta…
—
¡
J
a
,
j
a
a
,
j
a
a
a
,
¡
M
i
p
r
i
m
o
T
r
a
m
p
i
t
a
!
¡N
O
TENGO
LAS
OREJAS
TAPADAS
…!