lavarme
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bajé a l r í o
para
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¡C
UIDADO
CON
LOS MORDIKKY
!
A la mañana siguiente, vi al jefe de la tribu y le
pregunté qué había sido aquel ruido nocturno.
Él respondió impenetrable:
—
¿Ruido?
¿Qué ruido?
Los demás indios repitieron a coro:
—
¿Ruido?
¿Qué ruido?
Pensativo,
Allí me encontré a Uistití, la hija del jefe.
Me sonrió y me dijo:
—Ten cuidado con los mordikky, los hay a
montones en el río.
—¿Mordikky? ¿En serio?