Página 68 - Stilton 48 - El templo del rubí de fuego

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(o, mejor dicho, soltó una risotada) me estre-
mecí: ¡tenía los dientes de acero! Se llamaba
C
ONGRIO
R
ATOWSKY
, y su pinta era de no
ser muy
inteligente
, pero sí muy
Veneno revisó la carga del último camión y
miró a su alrededor entornando los ojos,
como un felino hambriento que hubiera olis-
queado a un roedor
.
—Jefe, ya hemos terminado con esta zona.
Mañana por la
traslada-
mos el campamento. Pero Jefe,
no perdamos de vista a los
indios, no me gustaría que
se rebelaran.
Mandrillau se alisó los bigotes.
Por mil tapires destapira-
dos
, no se rebelarán: los asus-
taremos.
Congrio Ratowsky vociferó:
C
ONGRIO
R
ATOWSKY
m
a
l
o
.
E
N
LA NOCHE
OSCURA