Página 69 - Stilton 48 - El templo del rubí de fuego

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—¡Ya me encargaré yo de asustarlos, Jefe!
Mandrillau se rió, satisfecho.
—¡
Por mil tucanes destucanados
, les daremos
muuucchho miedo!
Congrio se jactó:
—Je, je, jeee, Jefe, si alguno protesta, ¡lo des-
pachurro!
Le dio un puñetazo a un tronco y lo partió en
dos, pero del interior salió una gran araña pe-
luda que le picó en el dedo meñique.
Congrio chilló:
Veneno soltó una risita bajo los bigotes:
¡ J i , j i , j i i i !
Mandrillau gritó:
—¡
Por mil perezosos desperezados,
Congrio
eres el típico memo!
¡
A
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y
!
E
N
LA NOCHE
OSCURA