Mandrillau
pal ideció
de emoción,
tragó saliva y por fin gritó:
—¡Voy a ser rico!
Justo en ese instante, salieron algunas gotas
del grifo en forma de mono.
Mandrillau, receloso, las olió… y aulló:
—¡Esto… es petróleo! ¡Aquí abajo hay un
pozo de petróleo! ¡No me haré rico, me haré ri-
quísimo!
Veneno y Congrio chillaron a coro:
—¡Nos haremos riquísimos!
Mandrillau los hizo callar.
—Umpf,
yo
me haré riquísimo. ¡El Jefe soy
yo
!
Después les ordenó:
—¡Desmontad la piedra y sacadla de aquí!
Iremos a la ciudad a venderla. La cortarán en
un montón de piedras más pequeñas, que po-
dremos vender fácilmente.
Uistití les plantó cara, orgullosa:
¡G
RK
KRKKK
SGNK
!