Página 110 - libro carla

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Desde ese día a Mariano y a Daniela les empezaron a pasar cosas el uno
por el otro.
Y trabajando en el campo cosa que a ambos le encantaba se fueron poco
a poco haciendo novios de verdad.
Un día cuando ya tenían hasta planes para casarse apareció un problema
no previsto porque la hacienda de los padres de Daniela estaba en
quiebra y había muchos trabajadores sin ser ocupados todos y era solo
ordeñar las vacas y darles forraje en las mañanas, al contarle esto a don
Emilio a Mariano él e ofreció a forrajear y a ordeñar las vacas en las
mañanas y no quería sueldo por ahora porque le bastaba y le sobraba
con que le diera un plato de comida cosa que le gusto mucho a Don
Emilio porque no le gustaba la gente que sin dinero por delante no
trabaja.
Después de un tiempo el campo se recuperó decididamente y ya no
contrataron a ningún personal como antes bastaba con Mariano y
Daniela porque Daniela también trabajaba de veterinaria del campo.
Después de un tiempo Daniela y Mariano se casaron y todo seguía igual
de felices y Mariano querido por los suegros hasta que un día Mariano
fue a la cuidad a hacer unos trámites y volvió en la madrugada borracho
que apenas podía pararse.
Desde ese día fue como mirado con mala cara por don Emilio y doña
Rosa pero a Daniela no le importaba porque entendía que a Mariano lo
hacían trabajar mucho y no lo dejaban descansar ni los domingo y desde
que estaba en esa hacienda nunca jamás se había mandado ningún
condoro y se merecía descansar siquiera los Domingo o los feriados
como la demás gente.
Ese día Daniela habló con su padre para que dejara descansar a Mariano
los domingos y los feriados y su padre después de mucho pensar lo hizo
pero Mariano no se atrevía a mirar a la cara ni a doña Rosa ni a don
Emilio, pero estos le dijeron que lo perdonaban pero que no vuelva
hacer.
Después de tres años Daniela y Mariano tuvieron su primer hijo el que
fue varón y le pusieron Emilio como su tata.
Desde ese día fueron felices para siempre y siempre unidos resolvían sus
problemas y Mariano nunca más se volvió a emborrachar como la otra
vez.
FIN