Página 116 - libro carla

Versión de HTML Básico

116
esos años que habían estado juntos jamás hubo la más mínima discusión es
por eso que se amaban eternamente.
Cuando llegaron al bosque se le vino un antojo a la Sra. Josefina, quería
comer nalcas pues hace mucho tiempo que no saboreaba una deliciosa nalca.
Don Evaristo con tal de darle el gusto a su esposa se metió a una parte del
pantano muy blanda y cortó dos nalcas muy buenas y maduras y cuando
regresaba, piso en un hoyo en el que se empezó a hundir, era de puro barro
y pegajoso como arenas movedizas.
La Sra. Josefina muy angustiada fue a ayudar a su amada pero el esfuerzo
era inútil así es que don Evaristo se hundió, la señora Josefina estaba como
loca por la angustia que sentía al ver que por su culpa su esposo se hundió
en el pantano así es que no encontró nada mejor que meterse ahí mismo en
el mismo hoyo, porque ella no podría vivir sin su amado esposo.
Después de un rato de estar sumergido en el barro los veteranos llegaron
como a un cuento de hadas, ellos creían que era el paraíso pero la verdad es
que era el país de los cuentos y se dieron cuenta de eso por un cartel que
había ahí.
Después de explorar ese extraño país llegaron a una casa de golosinas como
la de la gruja del cuento Hansel y Gretel, ellos que ya conocian el cuento y
sabían que era una trampa no entraron solo sacaron una piezas de la casa de
golosinas.
Después llegaron a otra casa pequeña era la casa de los 7 enanitos y ahí ellos
si entraron y se quedaron y se quedaron a ayudarle a ordenar a Blanca
Nieves que estaba ahí dentro.
Cuando llegaron los enanos estuvieron muy contentos de tener visitas en su
humilde morada como la llamaban ellos.
Y se quedaron ahí por siempre y siempre.
FIN
La Sra. Georgina y Amarilis
Esta era una vez en Santiago una señora a la que todos la llamaban loca porque
tenía 40 años y todavía jugaba con muñecas.
Todos los niños que pasaban cerca de su casa pasaban corriendo porque podía
salir la señora Georgina que era ese su nombre.
Un día unos niños malos tiraron la mochila de una niña dentro de la reja de la
señora Georgina para que así la niña no la pudiera sacar como todos le tenían
miedo a esa casa y a su dueña.
La niña muy triste se puso a llorar a llorar sentada en la vereda de la calle,
cuando de pronto la Sra. Georgina salió de su casa y la vio ahí sentada llorando,
ella muy inquieta por saber porque la niña lloraba le fue a preguntar, la niña muy
asustada le contó lo que le había pasado y la señora le preguntó porque le tenían