Página 88 - libro carla

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Después el pobre gatito Tigre se sentía culpable y no pudo
seguir viviendo ahí bajo el mismo techo en donde nacieron y
murieron sus queridas amigas la arañitas.
La caja que drogaba
Este era un niño en el que su imaginación era
excesivamente avanzada porque su mundo era como
imaginario.
Un día Edmundo, que ese era su nombre salió al patio y
estaba su abuelo durmiendo, su abuelo tenía como una
bodega y esta bodega era muy misteriosa para Edmundo,
Edmundo entró y lo primero que le llamó la atención era
una caja musical que al darle cuerda empezaba a dar humo
y a tocar una música relajante. Edmundo quedó como en
las nubes y se llevó con él la caja musical a la que llamó
“Maravilla”, Edmundo iba a la escuela y antes de un
examen se iba al baño y le daba cuerda a Maravilla para
que se relaje y después de hacer gimnasia también ese era
su mejor y más guardado secreto.
Un día el abuelo de Edmundo don Ramón, estaba muy
cansado y no se aliviaba con nada ni siquiera si le hacían
masajes. Don Ramón fue a su bodega y buscó la cajita
pero no la iba a encontrar por más que buscara.
Don Ramón pensó al tiro en su nieto porque siempre había
querido entrar y explorar su bodega, fue a hablar con
Edmundo y este no lo negó, su abuelo se la pidió y él le
dijo si después de que la ocupara se va a entregar porque
el también la ocupaba. El abuelo le dijo que lo iba a pensar
pero no se la pensaba pasar porque eso en realidad era una
droga.