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—¿Te da miedo perder a tu profe, niña? —repli-
có la arqueóloga en tono
desafiante
.
Si creía que iba a amedrentar al Club de Tea…
¡estaba
MUY
equivocada!
—¡Nosotras lo acompañaremos! —respondió Vio-
let, muy resuelta.
—Ni hablar,
chicas
—intervino Chispa, alarma-
do—. Iré yo. Ellas no. Yo solo me basto para en-
contrar el tesoro.
E
N LAS ENTRAÑAS
DE LA
T
IERRA