Página 159 - En busca del escarabajo azul

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rodaron por todas partes, arrollaron a las chicas
y las hicieron
caer
de bruces.
—¡Aprovechad el momento,
bobos
! —les gritó
Dunya a sus esbirros—. Atadlos y dejadlos en el
pasillo lateral. Así no podrán impedir que nos
llevemos
el tesoro.
Toprat se apresuró a obedecer y, con la ayuda de
sus compinches, cerró la abertura, colocando de-
lante una
GRAN
estatua de colores.