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Esta vez lograron destruir más del doble de las casitas de
los animales, a los pobres animalitos no les quedó más
opción que cambiarse de bosque.
Cuando los leñadores terminaron con ese bosque se
trasladaron al otro pero a este ya no lo pidieron cortar
porque un hombre lo había comprado. Este hombre
compró las tierras también del bosque anterior y ahí dejo
vivir para siempre y sembró el otro bosque hasta quedar
llenito de distintas clases de árboles.
Después de hacerse amigo de todos los animales y los
domesticó a la gran mayoría.
Pero después de un tiempo el campesino don Juan, que así
se llamaba empezó a quedar viejo y enfermizo así es que
los animales lo cuidaron y alimentaron hasta que falleció.
Después de que Don Juan se murió llegaron sus parientes,
que se apropiaron de sus propiedades y las destruyeron
todas.
Los animalitos nuevamente quedaron sin casas ni refugios,
es por eso que no se fueron del bosque, simplemente
andan a escondidas por ahí y se fueron volviendo salvajes
poco a poco.
El fundo “San Eugenio”
Erase una vez en Huayun un agricultor llamado Efraín
López, él ordeñaba las vacas en los tiempos de siembra
sembraba y todas las mañanas y tardes alimentaba los
animales del fundo “San Eugenio”.